Leyendas chilenas de la Fiura

Fiura es el nombre que recibe un pequeño monstruo femenino de las leyendas chilenas. Esta figura se presenta con el aspecto de una mujer repugnante, con grandes mamas, diminuta estatura y larga cabellera negra. De las horribles facciones de su rostro resaltan los ojos chispeantes que apenas se ven debido a su enorme nariz. Aunque sus miembros son delgados y engarfiados, ella puede alargarlos y girarlos a voluntad.

Ella lleva un vestido viejo y rojo, y se le ve adoptando posturas extrañas y muecas horrendas mientras danza sobre los hualves sin miedo de caerse al pantano.

A pesar de su horrible apariencia, disfruta de peinar su larga cabellera con un peine de plata, y va por ahí, contoneándose, coqueteando y presumiendo el exuberante busto. La Fiura, hija única de la Condená, es la mujer del Trauco, pero aun asi, busca el amor en otros hombres, a quienes le impone mantener los ojos cerrados mientras la aceptan. No quiere ser vista, ni siquiera por los animales, si alguien o algo se atreve a hacerlo, como castigo, se le tuerce una parte del cuerpo. Si la vio un niño un animal, el daño va directo a las extremidades, los deja tullidos.

No se puede luchar contra ella, porque es fuerte y ágil, no importa cuantos hombres la enfrenten, ella sale triunfante, mientras los atacantes se can todos maltrechos y contusos.

Los daños que provoca la Fiura son incurables, los que corren con suerte pueden aliviar sus males con un ritual que consiste en cortar una rama de la enredadera “pahueldún” al amanecer, después, se tiene que transportar junto al enfermo, luego azotarlo con ella, hasta que la rama suelte la savia; este liquido tiene que ser bebido por el enfermo para que enseguida lo arrastren hasta la playa y lo lancen al mar.

Con todas estas referencias es mejor no toparse con ella, muchos menos intentar verla cuando una tela roja se pasee entre los árboles, la solución es correr despavorido hacia el lado contrario.